
Proyecto:
A. C. LA CILLA DE FUENTE OLMEDO
Tareas: Co-fundador & Presidente
La Cilla fue una iniciativa cultural surgida en la localidad de Fuente Olmedo (Valladolid) en 2004. Su fin era, entre otros, la revitalización socio-cultural de ese municipio (y otros colindantes en la misma situación), mediante la organización de conciertos, representaciones, exposiciones y otras actividades.
Tras la adquirir un antiguo depósito para grano (cilla) anexo a la iglesia, e implicar a empresas, particulares e instituciones, se consiguió una primera fase de rehabilitación del viejo edificio, que cobró nueva vida como espacio escénico.

La asociación, co-fundada junto a Eva P. Luceño y Ángel Molpeceres, promovió, entre otras iniciativas:
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Encuentros de Músicos Tradicionales "Música en la CIlla" (2005, 2006). Con la colaboración del Instituto de Estudios de Iberoamérica y Portugal, Universidad de Valladolid, y Ramiro González en calidad de coordinador musical.
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CULTURA VS BARBARIE -18 proyectos de arquitectura para el 11M-. Proyecto expositivo del arquitecto Eduardo Delgado en colaboración con la Universidad Camilo José Cela (Madrid). Inaugurado por R. Ruiz Medrano, Presidente de la Diputación de Valladolid.
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Presente y futuro de la Arquitectura popular - Desarrollo en clave urbanística y paisajística de nuestro pueblos. Coloquio y mesa redonda con la participación de arquitectos, artesanos, periodistas y folcloristas.
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Colaboración para el concierto del grupo Il Gentil Lauro "Gorgueras y verdugados: La Moda y la Danza en la sociedad de corte del siglo XVI", organizado por el ayto. de Portillo y la UVA (Portillo -Valladolid-, 2006).
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Convenio de colaboración con el Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal (dependiente de la UVA), para el estudio y seguimiento del patrimonio cultural de los pueblos del Alfoz de Olmedo.
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Algunos artistas que actuaron en La Cilla:
A Gramalleira
Anxo Lorenzo
Crispín D'olot
Cuarteto Abraira
Dani López
Elías Martínez
Luis Ángel Fernández
Miguel Cadavieco
Ramiro González
Rosa María Hernández
Tierra de Pinares











Quizá alguien encuentre de interés que esta extravagancia se originara en un pueblo con apenas 30 habitantes (fines de semana y vacaciones el número aumentaba considerablemente). Algunos aún guardaban recuerdos de cuando la cosecha se hacía, hoz en mano, por cuadrillas itinerantes. Ocioso es decir que las iniciativas de una asociación creada por gente 'de fuera' no fueron del todo compartidas por una parte del censo. Siempre llamó mi atención este recelo, habida cuenta de que el proyecto era impulsado por la misma persona que, tras conseguir el título de Maestro Restaurador Artesano (JCyL), inauguró junto a su pareja un taller-tienda de juguetes y muebles, primer negocio en el lugar desde decenios. Con pasmosa imprudencia, en la misma época acepté el puesto de alcalde. Puede servir para ilustrar tanto mi ingenuidad como la predisposición del personal, la fugaz propuesta en un pleno tumultuoso (todos lo eran) para destinar menos dinero a la disco-movida en las fiestas patronales y apostar también por un concierto de 'música seria'. Ante el silencioso estupor que presagiaba algún tipo de 'levantamiento', hice pasar la peregrina idea por una broma. Este episodio y otros similares ilustran, a mi entender, esa dualidad que compagina un lamento pertinaz (para el caso, sobre el abandono de los pueblos) con el recelo ante a iniciativas que precisamente pretendían combatirlo.
Años después comprobé que dicha dualidad no es privativa del ámbito rural y se repite en diversas formas de agrupamiento humano.
Desde la perspectiva que solo da el paso del tiempo, no creo exagerado afirmar que la Asociación La Cilla tuvo una significativa relevancia. Personas de valía colaboraron para que así fuera.